SERENIDAD

Decía San Ignacio de Loyola que " en tiempos de turbación, no hacer mudanza". Esta frase del gran santo español, refleja de forma magistral la actitud que todas las personas sensatas deberíamos adoptar en estos momentos tan confusos que esta viviendo el mundo occidental.
La serenidad y la confianza en uno mismo y sus capacidades, deberían marcar la actuación de los que hoy se encuentran inmersos en este mundo del trabajo tan imprevisible y cambiante. Son tiempos muy difíciles donde la gente vive en permanente angustia ante un futuro incierto y poco atractivo.
Pues bien, es en esos momentos cuando todos nosotros deberíamos sacar de dentro cuanto aprendimos, a lo largo de nuestra corta o larga vida, acerca de los valores morales y éticos que nos inculcaron desde pequeños. O sea: trabajo, honestidad, valor, fe en lo que hacemos, y ejemplaridad en nuestras actuaciones.
Sé que es muy difícil mantener la tranquilidad y el buen juicio cuando a nuestro alrededor contemplamos actitudes innobles, egoístas, injustas que nos dificultan cumplir con los compromisos éticos en los que intentamos basar nuestro trabajo. Pues bien, es en esas circunstancias cuando debemos manifestar con serenidad y firmeza lo mejor de nuestras esencias éticas y personales.
La vida no suele regalar nada; cuanto conseguimos lo hacemos gracias a nuestro esfuerzo y constancia, sobreponiéndonos a las muchas "trampas" que nos tienden para conseguir que desfallezcamos en nuestros empeños. Se nos ataca, se nos denigra, se pone en solfa nuestra capacidad de trabajo y nuestra inteligencia para desarrollar el mismo. Se desprecian los valores fundamentales, se satirizan los principios y creencias sobre los que hemos construido desde siglos los fundamentos del modo de vida occidental; la burla y el escarnio es moneda corriente entre quienes sólo buscan el poder y la riqueza sin reparar en medios para obtenerlos ¡¡La envidia, siempre la envidia, nos acecha dispuesta a asestarnos el golpe donde más nos duela!!. Pobres miserables, saben que no pueden socavar nuestra entereza en buena lid, y recurren al ataque cobarde, a la maledicencia, a la mentira.
Por tanto es en estos casos cuando, con serenidad y valor, debemos da lo mejor de nosotros mismos, enfrentándonos con gallardía y sensatez a tantos "mindundis" que pretenden socavar nuestros mejores principios y provocarnos desconfianza y temor en nuestras concepciones vitales. Por ello debemos rearmarnos para la lucha, debemos recomponer nuestras fuerzas, renovar nuestras estrategias, ajustar nuestras fuerzas a los nuevos desafíos y tener FE en nosotros mismos y en nuestras ideas.
Tal vez así no sólo logremos sobrevivir sino también, y esto es lo más importante, reformar y fortalecer un mundo que, aunque imperfecto, ha llevado al hombre a las más altas cotas de su desarrollo vital.

Espero que mis amables lectores y leales amigos, sepan perdonar este desahogo moral pero con la que esta cayendo he creído necesario hacer esta reflexión ética en voz alta.

JUAN ESPAÑOL