TRES OBISPOS Y UN MONAGUILLO

Hace ya algún tiempo, Juan Español, publico un comentario titulado ETA NO MATA CURAS, que mereció las más feroces críticas por parte de la cadena de emisoras de la Iglesia (COPE) y especialmente por parte de sus más brillantes comentaristas Jiménez Losantos y Cesar Vidal.
Lamento que ambas estrellas de la radiodifusión española ya no estén en dicha Cadena y puedan opinar sobre lo que ahora voy a comentar pues estoy seguro que en estos momentos no tratarían a este modestísimo comentarista con la misma dureza y falta de respeto a las opiniones discordantes que en aquel momento se vertieron contra él.
Desde aquel entonces han pasado muchas cosas en nuestra Patria, la mayor parte de ellas poco edificantes, y que nos llevan a muchos a preguntarnos hacia donde nos llevan nuestros gobernantes, a que espera la oposición para intentar un golpe de timón que nos devuelva a la deriva correcta y que merece una de las cinco grandes naciones que construyeron Europa ( no confundir con ese “mercado de intereses”
llamado U.E), cuando saldrá el pueblo español de esa anestesia paralizante que día a día va siendo alimentada por el “panem e circum”
que destilan a diario los poderes lácticos que nos dominan.
Sin embargo hay algo que no cambia y que, mucho me temo, no cambiara nunca : la actitud de la Iglesia Vasca y sus insignes Prelados hacia España y su deseo cada vez mas claro de apoyar el separatismo nacionalista que busca desgajar esos territorios comunes utilizando cuantos medios y ocasiones se le brinden para llevar a cabo tal felonía.
El pasado domingo día 12, los obispos de Bilbao, Blázquez e Iceta, de San Sebastián, Uriarte y de Vitoria, Asurmendi han celebrado en la Catedral de Vitoria, acompañados de otros 200 sacerdotes vascos, una eucaristía en memoria de catorce sacerdotes vascos que militando en las filas del bando republicano durante nuestra contienda civil, fueron fusilados tras juicio sumarisimo por las tropas nacionales, acusados de alta traición( para mas información véase la “Historia del Ejercito Popular de la Republica”, de Ramón Salas Larrazabal).
El argumento básico para esta celebración no ha sido otro que el de “pedir perdón por el injustificable silencio de los medios oficiales de su Iglesia, ante el martirio de estos doce sacerdotes y dos religiosos, una actitud que no solo ha sido una omisión indebida, sino una falta a la verdad, contra la caridad y la justicia”.
Cuando los obispos vascos se refieren a “los medios oficiales de su Iglesia” ¿a que Iglesia se refieren; a la vasca, a la española o a la iglesia universal? Si es a la primera han tardado 70 años en pedir perdón a sus hermanos en Cristo; si es a la segunda, mienten como bellacos pues ignoran la obra fundamental que analiza la persecución religiosa en España entre 1936 y 1939 “ Historia de la persecución religiosa en España “ de Antonio Montero Moreno, donde se analiza con profundidad y rigor el caso de estos religiosos vascos fusilados por las fuerzas del General Franco; y si se refieren a la Iglesia de Roma ¿acaso les duele y desean equiparar a estas “victimas” con los 13 obispos, los 4184 sacerdotes, 2365 religiosos y 283 religiosas asesinados en la zona republicana( ¡ muchos de ellos también vascos!) a los que la Iglesia ha declarado Mártires de la Fe y los ha elevado a los altares?
En el colmo del cinismo, Asurmendi obispo de Vitoria y que ha presidido esta celebracion, no tiene reparo en afirmar que esta ceremonia no pretende “reabrir heridas, sino ayudar a curarlas o aliviarlas”. Excelente pretensión que al parecer no es extensible a los mas de 900 asesinados por ETA que están esperando desde hace mucho tiempo que los insignes prelados vascos se dignen honrar su memoria con una eucaristía que ayude a curar y aliviar el dolor de tantas familias victimas de la vesania etarra y de los múltiples cómplices que le acompañan en su trágico caminar y al que no son ajenos muchos de los 200 sacerdotes con celebrantes, algún mitrado asistente y alguno mas ausente.
La presencia del “monaguillo” Ibarreche y su acolito Urkullu, revestían de “pontifical político” la eucaristía celebrada. Estos dos “meapilas” del PNV manifestaban con su presencia el lazo inquebrantable del poder nacionalista vasco y su Iglesia, esa a la que también pertenece “un tal Blázquez nacido en lo profundo de Castilla la Vieja”
y hoy convertido en “nuestro querido Blázquez” a fuer del incesante trabajo catecumenal del cura renegado Arzalluz.
Pues bien a estos dos monaguillos y a los 200 curas vascos les voy a dedicar para terminar mi artículo, las palabras de Manuel de Irujo.
dirigente del PNV, ministro sin cartera en los dos gobiernos de Largo Caballero y ministro de Justicia en el gobierno de Negrin, en la reunión de gobierno celebrada en Valencia el 9 de Enero de 1937 donde presento el Memorando sobre la persecución religiosa; “La situación de la Iglesia, desde Julio pasado, en todo el territorio leal EXCEPTO EN EL PAIS VASCO, es la siguiente; Todos los altares, imágenes y objetos de culto han sido destruidos, la mayor parte de ellos con vilipendio.
Todas las Iglesias han sido cerradas al culto.
La mayor parte de los templos en Cataluña han sido incendiados y destruidos Todos los conventos han sido desalojados y suspendida la vida religiosa en los mismos. Sus edificios, objetos de culto y bienes han sido destruidos, robados y expoliados Las Iglesias que aun quedan en pie han sido convertidas en almacenes de municiones y depósitos de ganado, garajes y hasta casas de lenocinio.
Sacerdotes, religiosos, religiosas han sido detenidos y fusilados sin juicio previo, por miles…..”
Para que seguir, verdad, hermanos míos en Cristo.
Hoy reverendísimos e ilustrísimos hermanos míos, he rezado por vosotros y tambien por mi. Le he pedido al Señor que os perdone por tanta ignominia, y a mi que me de las fuerzas y la Fe suficiente para seguir llamándome con humildad y caridad ¡Hijo de la Iglesia y miembro del Cuerpo Místico de Cristo¡

JUAN ESPAÑOL