Así no hay futuro

Hace poco mas de dos meses y a instancias de un grupo de amigos londinenses, Juan Español publicó en le web del Partido Popular en el Reino Unido, un artículo en el que exponía su desencanto ante la deriva que suponían los resultados del 9M, y su esperanza en la lucha por sacar a nuestra vieja patria del marasmo de indiferencia y aborregamiento en el que había caído gran parte del pueblo español.
Abogaba, el que esto escribe, por una regeneración de nuestra clase política que diese entrada a nuevas generaciones de hombres y mujeres que aportasen ideas, ilusiones y nuevos métodos que revitalizasen el cuerpo político de la nación y que tuviesen como meta el esfuerzo, el trabajo, la dedicación y la excelencia al servicio del interés general, sin esperar nada a cambio, ni prebendas ni honores, sólo la satisfacción del deber cumplido.
Hoy no puede ocultar su desencanto ante el fracaso de esa propuesta. Las luchas partidistas, las guerras cainitas vuelven a adueñarse de nuestro panorama político. Así los vencedores del 9M crecen en prepotencia y cinismo; abren la puerta de atrás a "nuevos valores" sin preparación intelectual, categoría profesional y honradez contrastada; se crean primero los Organismos y luego se ve de que forma dotarlos de competencias; se cambian de denominación los departamentos ministeriales sin establecer con claridad y precisión que funciones deberán realizar; se retuerce la semántica para huir de llamar a los problemas por su nombre y seguir engañando al pueblo; se hacen grandes declaraciones acerca de la soberanía del pueblo cuando este cada vez cuenta menos en las decisiones de gobierno y cada vez es mas esclavo de los intereses partidistas; se "jalean" éxitos ficticios y se ocultan los fracasos reales de políticas que hunden cada vez más a los españoles en el desamparo y en la angustia económica.
Por parte de los vencidos asistimos al regodeo en una " dulce derrota" y a la dejación de las obligaciones propias de una oposición necesariamente imprescindible, mientras en su seno se abre una lucha por "tocar pelo" o sea por hacerse con poder en las filas del partido; al grito de "regeneración y nuevos valores" se decapitan grandes cabezas políticas para dar pasos a penenes crudos en la batalla ideológica y política; se montan conspiraciones ficticias para desprestigiar viejos y muy aprovechables valores políticos; se obliga a que personas con dignidad y valor tenga que dimitir ante las pretendidas imposiciones de algún que otro "asesor político" de cambiar el concepto e idea de Nación etc. Mientras, se les cierra el paso a jóvenes valores cuyo estatus profesional y personal, les permitiría entrar al servicio de los intereses generales sin hipotecas de ningún tipo, prohibiendo elecciones primarias, no eliminando estatutariamente el porcentaje de avales necesarios para constituir candidaturas alternativas. En aras de la maquinaria del partido y de permanencia en el poder del grupo del líder, se desprecian activos personales, se destruyen prestigios elaborados con sacrificio durante años, se arrojan a las tinieblas historiales de lealtad y firmeza en la defensa de los valores que representan a mas de diez millones de votantes.
Triste panorama el que nos ofrece nuestra clase política ante la que se inclina servilmente hasta la más Alta Magistratura del Estado.
Juan Español tiene muchos años a la espalda y, a veces, siente el cansancio de la desilusión y la desesperanza, pero esta dispuesto a no "rendir banderas " y desde la modestia de su pluma seguirá clamando en el desierto por una regeneración del espíritu de Nación y una devolución real y efectiva de la soberanía a sus auténticos dueños, aunque eso le cueste ser objeto de ataques por parte de tirios y troyanos.

JUAN ESPAÑOL